José Benet Espuny

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Presentación

Este trabajo se basa en los datos proporcionados por la misma obra y por mi padre. Él ha sido mi principal fuente de información y con él he cotejado cualquier duda. Sólo a veces he recurrido a los catálogos de exposiciones o a la bibliografía.

Catalogar la obra de Benet plantea varios problemas. Por una parte, es una obra extensísima: Benet pertenece a la casta de artistas que creen en la importancia del trabajo y eso se traduce en la cantidad de dibujos, bocetos, cuadros, cuadros empezados y no acabados, apuntes... Otro problema es consecuencia de su carácter viajero: Roma, París, Nueva York, Colombia, Venezuela, Islandia, México, Noruega... Su obra está muy diseminada y por tanto es difícil acceder a ella. Mi ideal de hacer una catalogación exhaustiva se ha esfumado ante estas trabas. Ha pintado mucho, ha vendido bastante y su trayectoria ha sido larga (más de 60 años) como para acceder a todo el conjunto de su obra. Una tercera dificultad es que Benet ha tocado muchas técnicas artísticas.

Para simplificar, la catalogación actual establece tres grandes grupos: dibujo, grabado y pintura, donde se incluyen la mayoría de sus trabajos. Dejo aparte escultura (un par de obras) y fotografía. Este apartado, completamente desconocido para el público e interesantísimo, merecería un trabajo de recuperación, catalogación y conservación tan grande que sobrepasa mis posibilidades.

Datación

La datación de la obra es un problema delicado. Afortunadamente, la mayoría de los dibujos están fechados con exactitud. No así los cuadros. Siempre que una obra no fechada me planteaba dudas he antepuesto circa al año y es una fecha orientativa.

La prodigiosa memoria de Benet para lo profesional ha sido de utilidad en algunos casos. Para otros, he seguido otras pistas.

En el caso de los dibujos ha sido útil agrupar las hojas por formatos, reconstruyendo cuadernos. Uno o dos dibujos fechados orientan sobre el año en qué se realizó el resto.

El soporte empleado da bastante información. Durante los años de Barcelona utilizó lienzos de la casa Vicente Piera. En París, cartón entelado "le Belier" del nº 6. Durante la beca de los Estados Unidos, cartón Grumbacher. A su vuelta a España se hizo fiel al táblex preparado con imprimación de carrocería gris. En la década de los 70 usaba un táblex de 5 mm de grosor y de color oscuro que sustituyó después por otro más fino y más claro. A partir del viaje a Islandia en 1988 y hasta 1993 empleó hojas de papel-tela adheridas a táblex, cartón o conglomerado. Los tres meses que pasó en los Andes entre 1988 y 1989 pintó sobre cartón entelado marca Bellini, de fabricación venezolana. Estos soportes se alternaron con otros como cartón, táblex sin imprimación, lienzo... que por sí solos no dan información. También hay que tener en cuenta que a veces Benet usara un soporte que compró en los Estados Unidos quince años atrás o que repintara sobre un cuadro que no le gustaba. Eso implica que la información proporcionada por el soporte se debe matizar y cotejar con otros aspectos estilísticos.

En ciertos casos el tema también dice mucho sobre el período en que fue pintada una obra. En los años de juventud Benet buscaba temas a los que podía acceder a pie desde su casa del barrio del Rastre. Pintaba también cerca de donde encontraba un lugar donde dejar el material (después podía llegar en bicicleta al improvisado almacén y no cargar el material cada día). De esta forma pintó en Ferreries y Bítem (Tortosa). Varios bodegones fueron pintados en la asignatura de Colorido, en la escuela de Bellas Artes de Barcelona, teniendo como profesor a Miravalls Bové. Casi todos los dibujos de temática religiosa fueron hechos en la clase de Dibujo impartida por el escultor Adsuara (escuela de San Fernando, Madrid, 1946-1947). Al profesor le gustaba poner modelos representando santos, anacoretas y crucificados que proporcionasen habilidad y recursos a aquellos que tendrían en la pintura religiosa un posible futuro profesional.

Los cuadros del puerto de l'Ampolla están pintados desde el balcón del apartamento de su amigo Manel Canalda. Trabajó allí desde 1972 hasta la muerte de Manel en el 84. Hay obra de este tema fechada desde 1979 hasta 1981.

Un tema recurrente en su pintura es una finca del Delta del Ebro: Mas Bruguera, conocido también como Mas Llambrich o Mas de l'Illa. Desde que lo descubrió, iba todos los años. Cuando daba vueltas por el delta y no sabía adónde ir, acababa allí. Le gustaba por todos los ángulos, desde cualquier perspectiva. Eran dos edificios: una casa con torre y, enfrente, almacenes con varios anexos. El conjunto de los edificios daba mucho juego y era compositivamente equilibrado. Pero en 1984 el guarda plantó adelfas bordeando el camino de entrada y cipreses para proteger su huerto. En pinturas datadas del 85 (1326) y 86 (413) se ve el seto cada vez más alto. También había un chopo, que se podó. Se rompió el equilibrio y a Benet le dejó de gustar el conjunto. A partir de 1987, ya no volvió.

En Miravet pintó cada invierno desde 1978 hasta 1985.

Técnica y estilo

En los primeros años, como es natural, Benet copia a sus maestros: Baiges, los hermanos Cerveto, Arasa...

En Barcelona su dibujo ya ha adquirido solidez y ésta se trasluce en la pintura.

Cuando va a Madrid, su profesor de grabado, Esteve Botey, le dice "me da miedo la facilidad que tiene para el dibujo. Le tendré que poner una piedra atada en la muñeca". Benet le contestó: "no se apure; este dibujo no es gratuito. Es resultado del trabajo. Puedo retroceder hasta donde haga falta". Esteve Botey le aconsejó que en grabado se dedicara a traducir el estilo tan maduro y definido de su dibujo.

El profesor de dibujo Adsuara, viendo la predilección de Benet por los claroscuros, le alentó a utilizarlo en toda su obra. Dice Benet: "pintando lo que le es afín a uno es más fácil que en tu obra transmitas algo". Adsuara también le aconsejó que publicara un libro de dibujos dirigido a los profesionales.

Ganar el Premio de Roma supuso para Benet una doble oportunidad: por una parte, librarse de la influencia de Arasa ("¡poner y poner pintura, como si eso fuera lo esencial!"). Por otro lado el premio le permitió conocer la pintura de los grandes maestros. Paisajistas holandeses (Ruysdael, Hobbema), su admirado Corot (maestro de los valores), los impresionistas, que no le gustaban hasta que viajó a París y vio con qué sensibilidad representaban su brumosa atmósfera. Buscaba lo que le resultaba más afín y con esas influencias fue forjando sus objetivos. En París conoce el barniz de pintar que, mezclado con óleo, le proporciona efectos acuarelados. Conoce también el rotulador, recién inventado, con el que dibuja y aboceta.

Durante los años que vivió en Venezuela sus cuadros acentuaron el color e investigó aplicar la pintura a espátula. El regreso a Tortosa en el año 71 supuso la vuelta a sus orígenes y retomar el pincel y el táblex (sobre su superficie, la pintura corría ligera y, en fresco, podía mezclar valores y tonos de forma sutil).

Para mi padre el estilo no un fin en sí mismo; es pura destilación del trabajo hecho con un objetivo claro: captar el alma de aquello que se representa con el mayor rigor posible. Como le decía su profesor Manuel Benedito: "hay que estudiar el modelo, analizarlo, para después dejar que salga espontáneamente por el corazón. Todo lo demás (el estilo) vendrá por añadidura". La pintura que él entiende busca captar y comunicar esa vibración que todo lo humano tiene y que constituye el meollo de cualquier obra de arte.

Mónica Benet Uzcategui